Son varios los estudios que muestran la gran influencia que tiene la música en
los bebés, incluso cuando todavía se encuentran en el vientre materno. Se cree
incluso que la música escuchada durante el periodo de gestación por el futuro
bebé es recordada tras su nacimiento y al menos durante el primer año, las
melodías son asociadas a los periodos de paz que disfrutaban dentro del útero
de la madre y logran tranquilizarlos cuando están nerviosos. Sería interesante
leer también el post juguetes sonoros para bebés para comprender la importancia
de los sonidos en el desarrollo del bebé.
La música comienza a influir en los bebés desde la semana 20 de la
gestación, los bebés pueden oír desde ese momento y por eso, algunos expertos
recomiendan que se les hable a pesar de que no comprendan lo que se les
dice.
Lo mismo
ocurre con la música, esta se puede convertir en un sonido familiar que actuará
como referencia tranquilizadora, por eso también se recomienda a las futuras
mamás que disfruten el efecto Mozart y de las bondades que brinda a sus hijos.
Los discos se ofrecen
como una alternativa de estimulación temprana que favorece el aprendizaje y el
desarrollo. Publicidad, terapia o simples teorías.
Aun desde antes del
nacimiento de sus hijos, los padres se ven bombardeados con tantos productos
para el bienestar de sus pequeños, que en muchos casos no saben con certeza si
son realmente útiles. Entre estos se encuentran los discos del Efecto Mozart.
Los comerciales
promocionan esta colección como una de las mejores para la estimulación
temprana. Sin embargo, existen corrientes que aseguran que no se han comprobado
los resultados.
Según su teoría, al
escuchar la música de Mozart, “el niño estimula sus habilidades sociales, su
funcionamiento cerebral y, por ende, las habilidades académicas”, explica
Ángela Rueda de Halliday, quien realizó estudios de musicoterapia, de pedagogía
musical y se especializó en el área de estimulación musical del método
verbotonal.
El fundamento
Aura Sofía Rico, pediatra
especialista en desarrollo infantil, aclara que la base científica en la que se
apoya el efecto Mozart “es una teoría que tiene más de 50 años, elaborada por
el otorrinolaringólogo francés Alfred Tomatis, quien demostró que desde que el
feto tiene cuatro meses es capaz de oír la voz de la madre y que el sonido
juega un papel muy importante en la percepción y la conciencia del niño”.
Aun así, es necesario
diferenciar bien entre el efecto Mozart y el método Tomatis, pues este último
“utiliza la música de Mozart con un aparato especial llamado oído electrónico,
que obliga al oído humano a acomodarse permanentemente, como en una especie de
aeróbicos, y además estimula a nivel óseo a través de una diadema”, explica
Helga López, sicóloga y directora del Centro Tomatis Colombia.
También agrega que este
método podría ser considerado el padre del Efecto Mozart, “porque su principio
fundamental es que las frecuencias altas de la música estimulan el
funcionamiento cerebral y propician el aprendizaje”.
Rueda agrega que una de
las primeras personas en difundir el término Efecto Mozart fue el músico,
pedagogo, escritor y profesor Don Campbell, durante los años 80 y 90, pues hizo
investigaciones sobre la formación y desarrollo del cerebro del bebé desde su
concepción, y planteó la importancia del sonido.
Actualmente existen en el
mundo varios centros que aplican el Método Tomatis, que a diferencia del Efecto
Mozart es terapéutico, ya que “mejora las habilidades de escucha y habla, la
salud emocional y la agilidad mental”, sostiene Rueda.
“El hecho de que sea
terapéutico significa que se le aplica a niños con dificultades de
comportamiento, aprendizaje, atención, oído y motoras, y de acuerdo con las
necesidades de cada uno, se escogen cuidadosamente unos sonidos para que el niño
los oiga individualmente. Mientras que todos los discos de Efecto Mozart
son los mismos para cualquier niño y no curan a los que tengan
dificultades de aprendizaje”, asegura la doctora Rico.
Los efectos
Según Campbell, el
principal difusor del Efecto Mozart, el ritmo y la melodía, son los que
estimulan el desarrollo del bebé desde antes de nacer.
Adicionalmente, afirma
que la voz de la mamá y los latidos de su corazón lo tranquilizan y la altura
de los sonidos despiertan sus oídos y lo estimulan para desarrollar el
lenguaje, los cantos, juegos rítmicos y lo enseñarán a mover su cuerpo con
agilidad”, explica la experta en estimulación musical.
Manuel Drezner, crítico
musical de El Espectador y presidente de Yoyo Music, asegura que el Efecto
Mozart se originó cuando investigadores de la Universidad de Texas encontraron
que a los niños a los que se les ponía a escuchar la música de Mozart tenían
mayor capacidad de memoria, mejor retención y un incremento en el I.Q.
(coeficiente intelectual).
Drezner añade que se
impuso una ley en un par de estados de ese país, “que obliga a regalar a cada
niño nacido un disco de Mozart, pues aquellos que la escuchan, por no menos de
una hora diaria, desarrollan capacidades intelectuales”.
Por qué Mozart
Según Manolo Bellon, disc
jockey y locutor, “Mozart fue un compositor que hacía sus creaciones con algo
de ingenuidad e inocencia, y se dice que esos aspectos son los que permiten que
haya identificación entre su música y los niños. Es como si les estuvieran
hablando en su mismo idioma”.
En ese sentido, la
directora del Centro Tomatis aclara que la de Mozart es una música liviana,
limpia, ingenua y joven. Sin embargo, no quiere decir que cuando el bebé está
en el vientre pueda oírla, pues solo puede escuchar la voz de la madre, mas no
sonido ambiente ni música externa.
Opiniones
Helga López, sicóloga y
directora del Centro Tomatis Colombia, afirma que no hay estudios contundentes
que demuestren que la música de Mozart tiene un valor terapéutico por sí misma.
A propósito, Juan Carlos
Garay, crítico musical, melómano y profesor universitario, cuenta que a
comienzos del año 2000, “el neurólogo Eckart Altenmueller, director del
Instituto Alemán de Medicina Musical, concluyó en unos estudios que la música
de Mozart no es ni más ni menos estimulante para la inteligencia que la de
cualquier otro compositor”.
Por otro lado, el
musicólogo Tomás Marco escribió en el periódico ‘ABC’, de España el 1° de
diciembre de 2001: “Mozart u otra música están ahí para una mayor comprensión
no-verbal del hombre y del mundo a través de una sensibilidad sonora que es
eminentemente abstracta... Ese es el verdadero Efecto Mozart, o Bach, o Beethoven,
o Stravinsky o Schonberg, o un largo etcétera: efecto música”.
Música que mejora la
concentración, la memoria y la habilidad para expresarse
La especialista en
estimulación musical Ángela Rueda de Halliday y la doctora Rico enumeran las
bondades que trae la música de Mozart:
Logra que el niño forje
hábitos de estudio, comprenda lo que lee, memorice con más facilidad y entienda
conceptos matemáticos.
Ayuda a niños
discapacitados o con problemas de aprendizaje a mejorar su vida y a tener más
confianza en sí mismos. Si los niños reciben estimulación musical desde antes
de nacer y durante su desarrollo, mejorarán sus procesos de atención, su
habilidad para escuchar y su lenguaje. Se ha demostrado que los bebés
prematuros que escuchan música clásica aumentan de peso y tienen más
posibilidades de sobrevivir.
El efecto Mozart favorece
el desarrollo motriz y con esto se logrará mayor seguridad y agilidad en el
momento de gatear, caminar, correr y saltar.
La música de Mozart tiene
un efecto energético diferente a la de otros compositores. Dice Tomatis que
esta música continúa siendo utilizada para mejorar insuficiencias auditivas y
vocales.
Esto se ha comprobado en
países como Estados Unidos, Francia y Alemania. “En prematuros y niños con
síndrome de abstinencia, porque sus madres son drogadictas o alcohólicas, se
hicieron estudios desde la sala cuna con la música de Mozart y se vio que se
calmaban, dejaban de estar irritables y crecían mejor.
Entonces, ya se hizo un
protocolo con estos niños de alto riesgo, en el que poniéndoles esta música
tres veces al día tenían este tipo de mejorías”, afirma la pediatra Rico.
En algunos casos, los
resultados no son permanentes. Es decir, ciertos niños requerirían estar oyendo
permanentemente la música de Mozart para obtener resultados. Por eso es que
estos métodos aconsejan oírla para trabajar, durante la vida escolar o cuando
están haciendo tareas en la casa, como música de fondo.